domingo, septiembre 13, 2009

Economía - Momento actual

La crisis económica, que actualmente afecta principalmente a los países desarrollados y por efectos colaterales a los países cuya economía gira en gran medida alrededor de esos países, ha creado una situación como de estancamiento en el mundo empresarial, como de reorganización dentro de este mar revuelto, como de buscar soluciones que tenían que haber enfrentado hace mucho tiempo.

Me parece que las empresas han llevado una línea de mejorar resultados llevando los límites empresariales a su punto más afilado e inestable (creo no equivocarme al decir que olvidándose en gran parte de la contribución que el ser humano tiene en esos resultados) y con esta situación actual de crisis han visto cielos abiertos para volver a situaciones más seguras que indudablemente llevan a reducciones de plantillas, por lo que como decimos son las personas trabajadoras las que más sufren las consecuencias de estas crisis.

A propósito de todo esto ya parece que están saliendo a la luz comentarios y libros de aquellos que estuvieron en su día en el meollo del asunto. Tal es el caso de Lawrence McDonald que en unas declaraciones recientes dice entre otras acertadas cosas...

..."Una de las dedicatorias que al ex vicepresidente de Lehman Brothers Lawrence McDonald más le gusta poner en su libro A Colosal Failure of Common Sense (Un colosal fallo del sentido común) es: «24.992 personas haciendo dinero y ocho tipos perdiéndolo». La frase resume la visión generalizada acerca de cuáles fueron las raíces de la quiebra del banco: un ataque masivo de soberbia en la mente de Dick Fuld, el presidente de la entidad, que le llevó a tomar unos riesgos innecesarios en un esfuerzo enloquecido para desbancar a Goldman Sachs del liderazgo de Wall Street."...

Esto y lo que dice después me confirma que los que dirigían las empresas que movían la economía mundial estaban ya en una nube completamente separada de la realidad por todos conocida. y el resto escondía la cabeza bajo el ala.

Todo esto me lleva a seguir pensando en lo que hace tiempo escribía sobre las empresas de calidad humana, si bien en este momento de supervivencia es bastante difícil hablar de humanizar la empresa cuando el grito es ¡sálvese el que pueda!


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